Cuando las Calles invaden las Galerías: Caracas Street Art 2010

La única manera de empezar este post, es con una breve disculpa: Hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir a la exposición Caracas Street Art, que se celebró en los espacios de la Galería de Arte El Hatillo, pero entre una cosa y otra, durante esos días no tuve el tiempo suficiente para sentarme a escribir y luego me vi sepultado en una pila de papeles y tareas diarias. Libre al fin de algunas obligaciones (2:50 am en la República Independiente de Baruta), acabo de abrir la carpeta con las fotos que tomé ese día para quedarme maravillado una vez más de la EXCELENTE calidad de los trabajos que estuvieron en exposición.

A continuación, tanto para los que asistieron a la inauguración, como para aquellos que no pudieron ir aún en las semanas subsiguientes, aquí les dejo mi reseña del evento y la galería completa de imágenes.

El Viaje

Son las 5.30 de la tarde del viernes y yo aún estoy en mi oficina en El Rosal, recogiendo los peroles a toda velocidad con la firme idea de que, si no estoy montado en la camionetica en menos de 30 minutos, mis posibilidades de llegar a tiempo a la inauguración, que abre sus puertas a las 7, son mínimas o nulas.

Aquellos que vivimos en la República Independiente de Baruta (especialmente en las cercanías del pueblo y en los linderos de la otra República Independiente, la de El Hatillo) conocemos de memoria las gigantescas y monstruosas colas que se arman, parecidas a orugas perezosas que lo llevan a uno dentro del vientre, apretujado y jamaqueado junto a otras presas, las cuales –vale acotar- desde que han aprendido que el teléfono móvil puede reproducir sonidos a través de un pequeño altavoz, se empeñan en hacerlo sonar a su máximo volumen (sin importar la disminución de la calidad del audio que esto genera) impregnándolo todo con el sudor que despiden las tonadas de la música popular, ese aroma pestilente llamado “Reggaeton” (y sus derivados).

Por naturaleza, soy reservado en ambientes públicos, neurótico, terriblemente agorafóbico y como muchos otros, un poco claustrofóbico… Tanto así, que he optado por simplemente cambiar mis horarios para evitar ese tipo de situaciones. Así que de camino al bus, no puedo evitar dibujar en mi cabeza el escenario al que tendré que enfrentarme durante las próximas horas.

Para mi sorpresa, logro llegar a la parada antes del tiempo fijado, tomando al punto la primera camionetica y parto vía directa hacia El Hatillo, incluso, sentado. Felizmente, alcanzo mi destino con tiempo de sobra como para encontrarme con mi chica que me espera en la plaza y recorrer juntos con paso lento las angostas calles del pueblo, tratando de orientarnos hasta esa cosa llamada Centro de Arte El Hatillo, de la que yo nunca había oído hablar en mi vida.

El Centro de Arte El Hatillo

Lo primero que tengo que decir, es que esa cosa de la que yo nunca había escuchado, es una de las mejores instalaciones culturales que he visto recientemente en Caracas y el sólo hecho de que estuviesen organizando una exposición de arte de calle en una de sus salas y simultáneamente, al lado, en uno de los espacios abiertos, un concierto de rock, demuestra que sea quien sea la persona que lo dirige, es alguien que tiene muy claro que la oferta cultural debe basarse en la pluralidad.

Como el flyer que me han hecho llegar es un poco ambiguo (pues hace referencia a unos “espacios abiertos”) me emociono cuando al acercarme a la entrada de la galería veo que es “una galería de verdad”, con paredes blancas, buena curaduría, fichas técnicas, video beam y todo el aparataje típico del montaje de una exposición. Genial e irónico que una muestra de arte de calle sea descontextualizada, pulida y esterilizada de esta manera, como más tarde pude discutir con El-Ale y El Calvo, artistas participantes y sobre quienes hemos escrito en ocasiones anteriores.

Pero aún no estoy dentro de la galería, pues la puerta está cerrada y me informan que todavía falta un rato para que abran. Aprovechando, nos vamos corriendo a una pizzería que hay a un par de cuadras y 45 minutos después estamos de vuelta, con mi panza feliz pues no había comida nada en todo el día y con un par de cervezas de más burbujeando en mi cabeza.

La Exposición

Caracas Street Art 2010 - Flyer

Dentro de la sala bulle el público que ha asistido de manera masiva. En su mayoría, son jóvenes que exhiben con orgullo los códigos de vestimenta de la movida underground y hiphopera. Para mí, que soy una especie de ente tibio y diacrónico que dice poco o nada a través de la ropa, todo esto me parece fascinante: los tatuajes, los piercings, las gorras, el retorno de elementos vintage de los 80 y 90, la máxima expresión del uso y la reinvención de los códigos de grupos urbanos.

A pesar de la cantidad de gente que hay dentro y que el espacio no es gigantesco, todo ha sido organizado de manera inteligente. Confluyen piezas de ilustración, graffiti, instalaciones, pintura, fotografía, collage, digital, gráfica y escultura: las clasificaciones y categorías del arte son siempre difíciles de aplicar, más aún en esta celebración del arte de calle que tiene por principio no discutido la intervención al margen de la ley de espacios y objetos públicos. Desde el fondo, llegan los beats de una selección de Hip Hop que pincha el DJ.

 

Después de echar una vista panorámica, comienzo mi recorrido y me detengo entusiasmado frente a los trabajos, con mi camarita, tratando de hacerme un espacio entre los espectadores para poder captar algunas imágenes.

Más de 20 artistas presentan sus obras: diferentes discursos y visiones de la ciudad, desde piezas de arte conceptual a ilustraciones fantásticas y stencils con mensajes irreverentes. Por nombrar sólo algunos, me encantan las intervenciones de los tacones de De La Rocca y el pipote de Barr, las ilustraciones de pequeño formato de Elio, la instalación de las gráficas de Fl1x, los personajes de El Calvo, el esténcil del mono ejecutivo de la dupla Reklamarte, el montaje y las gráficas de CEPT2, las piezas de los casettes de Miss Hask, y tantas otras. De manera directa o indirecta, en Camionetica hemos reseñado a muchos de ellos y me alegra ver sus trabajos, al fin, en vivo y directo, una muestra vibrante del talento y la diversidad artística de nuestro país.

Conversaciones

Luego de un rato, comenzamos a buscar al contacto camionetiquero que nos hizo llegar la invitación: El Calvo. Tras las indicaciones de “chamo pelón con chaqueta verde” me lo encuentro en la entrada y, junto a El-Ale (a quien conocí unos meses atrás en El Puto Bar mientras proyectaba una selección de sus videoartes) tenemos una breve charla acerca de la organización del evento.

Concebido por Leo Giron de breaktown.org, Caracas Street Art comienza unos 3 meses atrás como una iniciativa para agrupar a los diferentes crews de arte de calle de Caracas. No es sólo el primer proyecto de este tipo realizado en una galería, sino también –apunta El-Ale- es la primera vez que se unen tantos crews, dejando a un lado las rencillas y rivalidades para colaborar en un proyecto común.

Para mí, espectador y transeúnte del arte de los muros, vallas, postes de cemento y paradas de bus en las calles de Caracas, ha sido una experiencia enriquecedora, un acercamiento a tendencias artísticas contemporáneas, auténticas y viscerales. Junto con la clásica moraleja del “sí se puede”, vuelvo de nuevo al camino de la Camionetica con un pensamiento fijo: ¿por qué no se hacen más cosas como estas? La respuesta es: sí se hacen. Sin embargo, nuestra plataforma cultural debe dar una mayor cabida a las expresiones de arte alternativo, no solo a través de eventos, sino también darles permanencia en catálogos y publicaciones… Y es que, después de todo, lo único que me quedó del boom graffitero caraqueño de los 90, son los recuerdos de aquel álbum de barajitas que vendían con fotos de los graffitis que había en toda Caracas y que a algún genio se le ocurrió borrar con pintura gris.

Galería de Imágenes

 

Galería de Fotos de la Inauguración: Picasa | Facebook

Acerca de Dan

Daniel Yanes Arroyo: aunque estudió filosofía, saltó la talanquera al diseño, al que se dedica desde hace más de 10 años. Lector empedernido y amante de los gatos, el cine y el café. Trabaja como gerente de diseño en una empresa de desarrollo web y de vez en cuando trata de cazar tigritos interesantes a través de su pequeño estudio. Neurosis diaria en @ChowKaiDeng

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