Desde hace mucho tiempo tenía pendiente mostrarles el trabajo de Nají, pero no fue sino hasta hace poco que por casualidades de la vida y por consecuencia de vivir en una ciudad muy pequeña, me topé con ella.

Melany Pérez a.k.a Nají, una chica caraqueña que además de encantadora, forma parte del grupo de ilustradoras venezolanas con mucho talento. Sus personajes de largas cabelleras, plumas de colores y decorados corporales representan el lado más femenino de nuestras raíces indígenas.

Una de las primeras influencias de Nají, fue su madre, quien es ilustradora y la animó a descubrir su talento, lo que la ha llevado a disfrutar cada día más lo que hace, a seguir experimentando y descubrirse a diario, tomando como sus principales referencias Miss Van, Hayao Miyazaki y Quino, además de artistas locales como Miss-Uh, a quienes admira.

Y así como decidí hacer esta reseña, me tomo el atrevimiento de copiar textualmente las palabras de  Jorge Romero a.k.a. Dantés:

De lo empírico más que de lo teórico, fue dando tumbos entre torpes trazos de lápiz a refinarlos en marcador; de aventurarse con pintura al frío a -finalmente- digitalizar. Es así, como casi todo lo que hace, más por un carácter pasional (que a veces le trae más cosas malas que buenas) que por apegarse a un método.

De procederes sencillos, Nají, Nají-Sají o Najimel intenta no limitarse a una única técnica, mientras explora desde lienzos impresos con artes digitales a su última aventura: los murales