De todos los documentales que he visto, hay dos que han realineado mi percepción de este género cinematográfico. Casualmente ambos fueron producidos a comienzos de los años 80, y también un poco casualmente, los descubrí a mediados de los 90.
Aunque han pasado apenas 30 años, su estilo de edición, la manera de contar las historias, y sobre todo, sus imágenes, me producen una nostalgia inmensa que me arrastra a una época remota cargada de breves recuerdos de una niñez feliz en la que el mundo me parecía pequeño y simple.
El primero de ellos es La Marcha de Sherman (Sherman´s March, 1986) de Ross McElwee, y el segundo –del que vengo a hablarles– Mayami Nuestro (1981) de Carlos Oteyza.
Mayami Nuestro nos ofrece un retrato fiel de la sociedad venezolana contemporánea como ninguna otra pieza de cine que he visto en mi vida y lo hace a partir de una de sus características históricas más prominentes: la bonanza económica petrolera de la década de los 70 y parte de los 80.
Gracias a la magia de la cultura libre (piratería, la llaman los guerreros del copyright) alguien logró rescatarla de su olvido y la ha colgado en YouTube para el disfrute de todos.
Este es en mi opinión, uno de los legados más importantes del cine documental venezolano; un testimonio de un valor incalculable para entender nuestra cultura del consumo.
El mundo ha cambiado,
lo siento en el agua,
lo siento en la tierra,
lo huelo en el aire.
Mucho se perdió entonces y pocos viven ahora para recordarlo.(Galadriel, en “El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo”. J. R. R. Tolkien)
Mayami Nuestro (Carlos Oteyza, 1981)
Ver Mayami Nuestro | Ficha Técnica
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