Con ese estilo característico de las tiras cómicas de los años 50, sus trazos gruesos, colores sólidos y tramas de puntos, las ilustraciones de Kristian Hammerstad van más allá del cliché de los súper héroes para adentrarnos en un mundo de situaciones extrañamente descabelladas, en el que zombis, robots y hombres-mono se alternan con las facciones del horror en el rostro de las amas de casa...