Como no hay manera de iniciar esta reseña sin hacer al mismo tiempo una confesión, quiero empezar quitándome ese peso de encima: durante una época fui terriblemente adicto a las series de televisión. No sólo de los clásicos como Mork & Mindy, Arnold, el Show de Bill Cosby o La Pequeña Maravilla, sino también de otras más recientes como Quién manda a Quién, Casados con hijos… y el mayor de mis vicios televisivos, Seinfeld, de la que puedo recitar diálogos completos sin parpadear. Estas son sólo las más decentes, pero podría seguir enumerando secretos sin parar, algunos tan oscuros como Friends (completica) o Scrubs.
Hace unos 4 ó 5 años, luego de un tortuoso proceso de desintoxicación, logré suprimir la TV de mi vida. En mi casa no hay una sola de esas cajas malignas… Pero aún así a veces me escapo y me pego un par de horas con House o Two and a Half Men, a través de una de esas páginas que tienen el fondo negro mientras siento esa especie de placer culposo que nos da la pornografía (y no se hagan los puritanos).
Para aquellos que sufren de esta enfermedad, les presento el trabajo de Charles Brogdon, quien recrea a escala miniatura los sets de las mejores series de televisión de todos los tiempos con un nivel de detalle impresionante… Como aquél episodio de Dimensión Desconocida en que una familia se veía atrapada en su casa y resultaba que al final eran parte del juego de un niño de una súper-raza alienígena!
Vía BoingBoing
¡Deja un comentario!