Periodismo

Dentro de la Prisión Más Peligrosa de Venezuela: Fotoreportaje para TIME

Hace dos días, durante mi lectura y escaneo matutino de noticias (café en una mano, tableta barata con Android en la otra) me encontré con una nota que resaltaba entre los sucesos y eventualidades políticas del día a día a las que estamos acostumbrados los venezolanos: un impresionante reportaje gráfico que el fotógrafo español radicado en Brasil, Sebastián Liste y el periodista Jorge Benezra, realizaron en la cárcel de Vista Hermosa (Estado Bolívar) para la Revista TIME.

Aunque este no es el tipo de material que solemos publicar en Camionetica, las imágenes y la historia detrás de este fotoreportaje me parecieron tan impactantes que no he podido dejarlas pasar, más aún cuando considero que los medios digitales nacionales no han dado tal vez toda la difusión que un trabajo de este tipo puede merecer.

Desde que tengo uso de razón, las cárceles venezolanas han estado en el ojo del huracán. Aunque recientemente nombres como Uribana o El Rodeo han tenido una exposición mediática exacerbada, y palabras como pran han pasado a formar parte del lenguaje cotidiano, mis recuerdos más nítidos de la situación de nuestros institutos penitenciarios se remontan a la cobertura del cierre y la demolición del Retén de Catia en el año 1997.

Hoy día, ejemplos como la serie animada Cárcel o Infierno (sobre la que siempre he querido escribir en detalle) se han dedicado a dar una profundidad muy diferente a la temática de la violencia en estos espacios y que, al igual que las imágenes que pueden ver a continuación, ofrecen una visión de la complejidad de estos microcosmos que son una suerte de acercamiento surrealista e hiperrealista al mismo tiempo.

Aunque no estoy de acuerdo con varios puntos del artículo en los que se hace una aproximación un poco superficial y politizada a las razones que han ocasionado la situación de violencia en las cárceles venezolanas, a falta de una versión traducida de la revista, quiero dejarles mi propia traducción al español (desde mi inglés chueco), de todo el reportaje de Jorge Benezra, junto con algunas de mis imágenes preferidas de Sebastián Liste, pero los invito igualmente a ver la galería completa en la propia página de TIME.

Vista general de la prisión de Vista Hermosa. A la izquierda puede verse un mural con una imagen del jefe de la prisión, el privado de libertad Wilmer Brizuela. Foto: Sebastián Liste

Vista general de la prisión de Vista Hermosa. A la izquierda puede verse un mural con una imagen del jefe de la prisión, el privado de libertad Wilmer Brizuela. Foto: Sebastián Liste

Wilmer "Wilmito" Brizuela enseña a otro prisionero a boxear en el gimnasio de la prisión. Foto: Sebastián Liste

Wilmer “Wilmito” Brizuela enseña a otro prisionero a boxear en el gimnasio de la prisión. Foto: Sebastián Liste

Los visitantes familiares durante una celebración en la prisión. En septiembre de 2008, las pernoctas de familiares fueron instituidas como parte del plan de Humanización de las Cárceles, con la visión de reducir los conflictos en las prisiones y restablecer los derechos de los prisioneros. Foto: Sebastián Liste

Los visitantes familiares durante una celebración en la prisión. En septiembre de 2008, las pernoctas de familiares fueron instituidas como parte del plan de Humanización de las Cárceles, con la visión de reducir los conflictos en las prisiones y restablecer los derechos de los prisioneros. Foto: Sebastián Liste

La hija de Bruzuela celebrando su quinceaños en la prisión. Foto: Sebastián Liste

La hija de Bruzuela celebrando su quinceaños en la prisión. Foto: Sebastián Liste

Un niño vuela un papagayo frente a un puesto de seguridad de la Guardia Nacional Bolivariana, la agencia oficial responsable por la seguridad de las prisiones en Venezuela. Foto: Sebastián Liste

Un niño vuela un papagayo frente a un puesto de seguridad de la Guardia Nacional Bolivariana, la agencia oficial responsable por la seguridad de las prisiones en Venezuela. Foto: Sebastián Liste

En el interior de la prisión más peligrosa de Venezuela

Su nombre es Wilmer Brizuela, Wilmito para sus amigos, pero para los presos de Vista Hermosa él es simplemente el Pran, el líder incuestionable de una de las prisiones más notorias de Venezuela. Fuera de sus muros, la Guardia Nacional patrulla; adentro, los presos viven y mueren en un mundo construido por ellos mismos. Ocasionalmente Brizuela ha permitido la visita de reporteros durante algunas horas, pero a principios de este año él nos dio al reportero gráfico Sebastián Liste y a mí, acceso exclusivo y completo a toda la prisión por más de una semana, revelando una sociedad improvisada que refleja la del exterior de sus muros.

Brizuela, quien cumple una sentencia de 10 años por secuestro y otra de 16 por asesinato, cree que su gobierno sobre los más de 1400 privados de libertad de Vista Hermosa, en el Estado Bolívar, es más humano que el de las propias autoridades de las prisiones venezolanas, las cuales han sido ampliamente criticadas por grupos de apoyo a los Derechos Humanos debido a la superpoblación, bajas condiciones de vida y corrupción que domina en las cárceles del país. La violencia entre las pandillas va en aumento; de acuerdo al Observatorio Venezolano de Prisiones, durante el último año, 591 prisioneros fueron asesinados. Durante el gobierno de Hugo Chávez, defensores y periodistas que reportaron abusos en las cárceles venezolanas se enfrentaron a la intimidación y a las amenazas; estas condiciones no han mejorado luego de la muerte de Chávez.

Vista hermosa es un ejemplo de estos problemas. Construida en los años 50 para albergar a 650 prisioneros, ahora alberga a más del doble de este número. Acorde la población crecía, los choques entre guardias y prisioneros comenzaron a ser más comunes. Sin embargo, en vez de mejorar las condiciones, las autoridades penitenciarias han permitido que desciendan a un nivel caótico. Desde que Brizuela, un campeón del boxeo, y su pandilla tomaron por la fuerza el control de Vista Hermosa en el año 2005, el uso de drogas y la violencia aún existen de manera amplia, pero ligeramente más controlada. “Hasta el momento hemos logrado alcanzar un mínimo de condiciones de vida” dice Brizuela.

Entrar a Vista Hermosa durante las horas de visita se siente un poco como entrar a las calles de un barrio bullicioso. Hay tarantines al aire libre vendiendo DVDs, medicinas y chucherías entre el calor insoportable y los ritmos de la música techno. Hay plazas para bailar y salones más formales para las fiestas. En estas áreas, las mujeres y los niños visitantes caminan con libertad, las barras de metal han sido removidas y las paredes acaban de ser pintadas. La prisión, como cualquier sociedad, tiene distintas subculturas. Están los Cristianos Evangélicos, llamados “varones”, quienes viven, rezan y cantan juntos, y trabajan duro para mantener sus espacios limpios. Los prisioneros homsexuales tienen sus propios cuartos, donde pueden vivir sin miedo a ser acosados.

Vista Hermosa se siente como una visión extrema de la propia Venezuela, en microcosmos. Entre las familias y las celebraciones, hay violencia y desesperación. Docenas de adictos, con sus cuerpos marchitos por el crack y otras drogas, fuman y duermen en filas de chinchorros o en pilas de basura. Los hombres que sirven condenas por crímenes sexuales viven en un área aislada del resto de los prisioneros. Esta sociedad de prisioneros tiene a su vez su propia prisión, una zona conocida como La Guerrilla, donde los malandros y prisioneros que han violado los códigos no escritos de Vista Hermosa, son mantenidos bajo guardia. Sus carceleros-prisioneros los vigilan día y noche, armados con pistolas, revólveres de alto calibre y rifles automáticos.

Prisiones como Vista Hermosa, de las cuales Brizuela dice que generan cerca de 3 millones de dólares al año a partir de actividades ilegales y vacunas semanales que pagan los presos al Pran, no podrían funcionar sin la complicidad de los oficiales corruptos que permiten el ingreso de drogas y armas. Incluso el Pran les teme. Tal como dice Brizuela, “Las armas son para protegernos de la Guardia Nacional.”


Nota: esta es una traducción al castellano realizada de manera independiente por Daniel Yanes Arroyo, del artículo original de Jorge Benezra y fotografías de Sebastián Liste, publicado el 6 de junio de 2013 en la Revista TIME. Los derechos de autor tanto del texto como de las imágenes, pertenecen a sus respectivos autores. Haz click aquí para visitar el artículo original.

Acerca de Dan

Daniel Yanes Arroyo: aunque estudió filosofía, saltó la talanquera al diseño, al que se dedica desde hace más de 10 años. Lector empedernido y amante de los gatos, el cine y el café. Trabaja como gerente de diseño en una empresa de desarrollo web y de vez en cuando trata de cazar tigritos interesantes a través de su pequeño estudio. Neurosis diaria en @ChowKaiDeng

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